por Alexander Rehder
En la natación la aptitud, el entrenamiento y la adaptación al medio líquido, parecen ser factores determinantes para la prevención de lesiones. Por ser un deporte seguro y recomendado por profesionales del area de la salud, los atletas que no tuvieron una experiencia en este deporte o que no dedican el tiempo necesario para una adaptación adecuada de los tejidos (músculos, tendones y articulaciones) ignoran un importante factor: la progresividad. Teniendo en cuenta que las contusiones más comunes se dan por “overuse” (uso excesivo en español), estos atletas son más susceptibles a lesionarse.
Un programa individualizado de entrenamiento puede ser un buen comienzo para la práctica segura de la natación. Las lesiones de carácter estructural que afectan al nadador pueden aparecer por la alteración de la biomecánica de la brazada , laxitud ligamentaria, overuse o también fatiga de la musculatura del hombro, escápula y columna.
El hombro es una de las articulaciones más comprometidas en la mayoria de los atletas siendo que cada estilo o tipo de prueba presenta particularidades. Podemos citar como ejemplo los nadadores del estilo crol, principalmente fondistas (largas distancias), donde el hombro es sin duda la articulación que necesita mayor cuidado, en el caso de los velocistas las rodillas y la región lumbar son los principales puntos de lesión. En nadadores de aguas abiertas, además de los hombros, la región cervical requiere atención ya que suele presentar síntomas en la cintura escapular (zona de los omóplatos). El estilo pecho claramente sobrecarga la región lumbar, los aductores (parte interna del muslo) y las rodillas. En espalda y mariposa también existe un predomínio de lesiones en las articulaciones de los hombros, y también en el estilo mariposa la columna lumbar se presenta como un factor de queja.
Se ha observado, en situación clínica, un aumento significativo en la asistencia de atletas, profesionales y amateurs, que presentan cuadros de lesiones en la región lumbar y las rodillas. Una posible explicación seria el incremento de entrenamientos fuera del agua, principalmente con trabajo de fuerza, que, cuando no es realizado de forma adecuada, puede acarrear sobrecarga en estas zonas y volverse más susceptibles a lesiones.
En nadadores jovenes de elite, (según un estudio publicado por el Brazilian Journal of Physical Therapy (BJPT) en 2018, por Habechian y colaboradores), con tres años de práctica ya podemos observar desequilíbrios musculares en la cintura escapular, con el aumento de la fuerza de los rotadores internos y la disminución de los rotadores externos del hombro, favoreciendo a posibles lesiones en esta región y esto parece aplicarse también en atletas que inician tardiamente en este deporte.
La mayor parte de las lesiones parecen ser mucho más complejas y multifactoriales, más que solamente estructurales. Los factores biopsicosociales que envuelven a los atletas profesionales, recreacionales y masters no pueden ser ignorados pues, son parte importante del contexto para el desenvolvimiento del cuadro de innumerables lesiones.
Entre los principales factores a ser considerados en la dinámica de vida del atleta de este apasionante deporte, algunos puntos deben ser considerados de extrema importancia y tenidos en cuenta a la hora de prevenir y/o tratar las lesiones que se presenten.
Entre ellos están:
-Entrenamiento adecuado o falta de (acondicionamiento);
– Técnica y vicios del gesto deportivo;
– Cantidad (sobrecarga) y progresividad;
– Postura (desequilibrios musculares);
– Descanso inadecuado: intervalo entre entrenamientos – mala calidad o cantidad insuficiente del sueño;
– Alimentación;
– Fuentes de estrés (relaciones, trabajo, ocio).
Algunos atletas buscando llegar a la performance ideal ignoran síntomas y señales iniciales de una posible lesión lo que puede llevar a comprometer todo el trabajo planeado, por lo tanto, se necesita estar atento y percibir las variaciones tanto físicas como emocionales para buscar el equilibrio y cuidar la salud, nuestro bien más preciado.